Donostia / San Sebastián, 1975. Como le ocurrió al protagonista de El perfume, fue parido entre pescado, razón por la que no probó pez hasta los 16 años. Primero hijo y ahora hombre-orquesta del audiovisual, se ha dedicado a emular inconscientemente a Hommer J. Simpson en su tenacidad por coleccionar oficios sin quedarse con ninguno de ellos. Su socio y a pesar de todo amigo Koldo Almandoz es en gran medida culpable de acentuar su incipiente esquizofrenia laboral. A los 35 años, ha descubierto que desempeñar tantas tareas distintas puede provocar secuelas físicas y mentales. A pesar de todo, él dice llevarlo muy bien.